Mano Juan es una pueblo de pescadores ubicado en la Isla Saona. La comunidad es pequeña, sus habitantes son pocas familias que viven del turismo y de la pesca. Fue poblado por primera vez a finales de los años 40 por disposición de Trujillo, porque entendía que no era prudente tener ese espacio sin habitar ya que lo hacía vulnerable a una apropiación extranjera. Desde 1975 forma parte del Parque Nacional Cotubanamá.
Estuve allá en 2017. Es una playa de arena blanca y aguas tranquilas color turquesa. La parte comercial (o turística), que es a la que acceden los visitantes es básicamente una zona de circulación en la arena donde se encuentran espacios comerciales a ambos lados, con una hermosa arquitectura vernácula basada en el uso creativo de materiales disponibles localmente: madera y hojas de palma.
Tuve la suerte de ir en una fecha donde la mayoría de estos espacios comerciales estaban cerrados porque era su día libre, y gracias a esto, pude apreciar los patrones y colores de sus cerramientos. Coincido con Ricardo Bofill cuando afirmó que: “Cuando no es de primer nivel, la (arquitectura) pobre ofrece mejores lecciones porque su estética no está basada en la riqueza”.
Mano Juan con sus colores, texturas y materiales es un ejemplo de esto.
